ANDARIEGOS

Andariegos, caminantes o peregrinos, ¿qué más dá? En realidad, todos somos peregrinos. La diferencia está en el “hacia dónde”, en “el por qué”. También podemos ser andariegos.

Andariegos por el Campo de san Juan (Bautista), en el término de Moratalla (Murcia)

Nosotros, al mantenernos junto al espíritu de San Juan de la Cruz, preferimos llamarnos andariegos, en memoria de Santa Teresa, que así fue llamada -aunque con tono despectivo- por el nuncio papal Filippo Sega en 1578: “… fémina inquieta y andariega…” 

Conocedora del incesante movimiento que requería la Reforma, Santa Teresa, aconseja en ese mismo año a los Descalzos: “gente que cuando los viesen se avía de mirar como a ermitaños contemplativos, y no de aquí para allá”

Esta acepción se acerca más o define mejor nuestro carácter, puesto que, en el Camino de san Juan de la Cruz, al igual que lo hacía él, caminamos en una u otra dirección: “tú eliges tu punto de partida, tú eliges tu destino

Más allá del destino o del punto de partida, el valor está en el propio caminar. Cuando se habla de peregrinos, solemos preguntarnos “¿cuál es tu destino?” “¿adónde acabas?” Para san Juan de la Cruz los puntos geográficos no eran más que circunstanciales. ¡Claro que caminaba hacia algún sitio! Y además por motivos muy concretos como fraile carmelita. Pero, como decíamos antes, unas veces hacia un lugar, otras hacia otro… Y en su experiencia nos detenemos, en su camino hacia el interior, para caminar junto a él. Peregrinos, sí, pero hacia el interior…

Por otra parte, la idea de andariego, nos acerca al desapego -tan fundamental en san Juan de la Cruz- y la libertad, ya que la persona andariega no se sujeta o limita a ningún destino: cualquier destino alcanzado es el punto de partida para después.

Y también el desapego nos sitúa en una condición óptima para la recepción y transmisión de conocimiento: costumbres, tradiciones, experiencias… quedan humanizadas cuando así se viven. Esta transmisión genera conocimiento, pues procede del conocimiento mismo, y es gratuita, es generosa. Nos dice san Juan de la Cruz:

Tanto que, por más misterios y maravillas que han descubierto los santos doctores y entendido las santas almas en este estado de vida, les quedó todo lo más por decir y aún por entender; y así, hay mucho que ahondar en Cristo, porque es como una abundante mina con muchos senos de tesoros, que, por más que ahonden, nunca les hallan fin ni término, antes van en cada seno hallando nuevas venas de nuevas riquezas acá y allá

(CB 37,4)

¡Feliz camino, andariegos!