ITINERARIO: CASTELLAR – SANTA ANA – VILLANUEVA DEL ARZOBISPO

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Si desea contactar con la Parroquia de La Encarnación, su tfno. es: 953460051

CASTELLAR

Podemos imaginar el paso de San Juan de la Cruz por esta ciudad, a finales del siglo XVI importante por su ubicación cercana a Sierra Morena y, por lo tanto, paso obligado hacia Andalucía. También él fue uno de esos caminantes que vería la Torre Homenaje del Castillo de Pallarés (nombre que se asocia al de la ciudad) o la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación. En sus tradiciones podemos ver también la presencia del Nazareno, tan arraigada en Andalucía y que fue San Juan de la Cruz uno de sus grandes iniciadores.

Muy cerca y, conocida en su tiempo como “Finca del Carrascal”, encontramos el “Cortijo de Santa Ana”, lugar en el que los carmelitas no estuvieron mucho tiempo, pero sí el suficiente para dejar una huella que aún perdura.

SANTA ANA

Recuerdo del convento….

Extractamos de la obra de Efrén de la Madre de Dios “Tiempo y Vida de San Juan de la Cruz”, pág. 535 y ss.:

“Estando allí (en Baeza) conoció a un bienhechor del convento de las monjas y predicador, llamado Luis Muñoz, natural del Castellar, el cual dexó al Colegio de la ciudad de Baeza toda su hacienda, que era un Cortijo, y unas tierras, en las cuales hicieron una ermita nuestros religiosos, que llamaron Santa Ana, y gozó el dicho Colegio los frutos de aquella hacienda”

(…)

“En el Archivo Provincial de Jaén hay un documento de donación de Elvira Muñoz (hermana quizá del clérigo Luis Muñoz), viuda de Gonzalo Román, al Colegio de los Descalzos de Baeza en 1580. El Colegio, Por Fr. Juan de la Cruz lo acepta, obligándose a fundar un convento en la dicha hacienda y cortijo” La donante exige que “residan en la dicha hacienda cuatro religiosos para administrarla y acudir al ministerio espiritual de aquellos pueblos”

(…)

A la soledad desierta de Santa Ana venía algunas veces el P. Juan de la Cruz a ver a sus hijos, aprovechando las idas a Beas y deteniéndose con ellos, a veces una semana entera.

«Algunas veces, tomando en su compañía al P. Juan de Santa Ana, salíase por aquellos campos y riberas, ocupando el tiempo en alabar a Dios con salmos e himnos. Y en la quietud de la noche gastaba mucha parte de ella en oración a solas. Levantándose de la oración, buscaba al compañero y sentándose en el verde prado, a vista de las corrientes de las aguas, hablaba con él de la hermosura del cielo, luna y estrellas. Otras veces trataba de la dulce hermosura que hacen los cielos con sus movimientos, y así subía hasta el cielo de los bienaventurados, de cuya hermosura y gloria decía altas cosas. Mas subiendo a tratar de nuestro gran Dios y Señor que da el ser a todas estas cosas y las preside, se quedaba absorto. Pero viendo el compañero se les pasaba en esto lo más de las noches y ser tarde para reposar un poco, con achaque de esto unas veces, y otras con achaque de que le haría mal el sereno, decía se fuesen. Y él respondía: “Vamos muy enhorabuena, que yo sé que V. R. tiene buena gana de dormir”»

«Esto le pasaba al P. Juan de Santa Ana en las noches y a veces en el día, porque el siervo del Señor tanto se engolfaba en Dios, que se olvidaba en aquellos tiempos de sí. Lo que veía que allí tenía de sobra, hacía con gracia que se llevase a Baeza, donde era menester; y como los religiosos le dijesen con tal o cual fin, para que en aquella soledad no les faltase lo que fuere menester, el santo respondía que “los frailes de la Madre de Dios habían de ser más frailes de espera en Dios que de trazas”»

Anotamos que fue, precisamente el 22 de junio de 1580 cuando se materializó la separación con los Calzados.

En varias ocasiones recorrió san Juan de la Cruz el trayecto entre Santa Ana y La Fuensanta, o El Calvario, y viceversa, en sus idas y venidas con Baeza.

Entre Santa Ana y La Fuensanta (Villanueva del Arzobispo)

(trac pendiente de continuidad a Castellar)

Breve descripción del recorrido (sentido La Fuensanta-Santa Ana):

Desde La Fuensanta (Villanueva del Arzobispo) tomamos la Alameda en descenso hacia el municipio, llegando a la antigua carretera nacional y posteriormente al paseo. Nos dirigimos a la antigua estación de tren e iniciamos un descenso por el camino de Casa Mayor hasta el cortijo homónimo, en las inmediaciones del río Guadalimar. Lo atravesamos por el llamado puente de Sorihuela (carretera J-6220) y nos desviamos por el camino asfaltado de Fuente de la Torre, cruzando varios cortijos hasta El Carrascal. Desde aquí y sin camino ascendemos entre olivares hasta las ruinas del Cortijo de Santa Ana.

Queda en pie la fachada principal, junto al mismo una amplia era de trilla y una balsa de riego, donde estuvo antaño la huerta de la que se surtía San Juan de la Cruz y el moral que da nombre a la fuente que regaba la huerta de la Granja. Junto al cortijo existe una cruz conmemorativa del paso del Santo por este lugar:

PARA TU REFLEXIÓN

LAS MEJORES COSAS DE LA VIDA SUCEDEN CUANDO MENOS TE LAS ESPERAS

De tanto perder aprendí a ganar; de tanto llorar se me dibujó la sonrisa que tengo.
Conozco tanto el suelo que solo miro el cielo.
Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré.
Me asombró tanto cómo es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo.
Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía.
Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a que me pidieran ayuda.
Traté siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome).
Hago solo lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran.
Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido.
Aprendí que en esta vida nada es seguro, solo la muerte…, por eso disfruto el momento y lo que tengo.
Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mi me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea.
Que la verdadera amistad sí existe, pero no es fácil encontrarla.
Que quien te ama te lo demostrará siempre sin necesidad de que se lo pidas.
Que ser fiel no es una obligación sino un verdadero placer cuando el amor es el dueño de ti.

Eso es vivir…
La vida es bella con su ir y venir, con sus sabores y sin sabores…
Aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores, pero no vivo pensando en ellos, pues siempre suelen ser un recuerdo amargo que te impide seguir adelante, pues, hay errores irremediables.
Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón, pero siempre hay alguien realmente a dispuesto a sanarlas.
Y no te esfuerces demasiado porque las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te buscan.
Lo mejor está por venir.

Jorge Luis Borges

Y la vida siempre con esperanza… Nos dice san Juan de la Cruz….

            Acerca de lo cual es menester también dar aviso, porque la memoria no se embarace con ellas (noticias que dejan las visiones, etc.) y le sea impedimento para la unión con Dios en esperanza pura y entera. Si la memoria quiere hacer alguna presa de algo de esto, se impide para Dios: lo uno, porque se embaraza, y lo otro, porque, mientras más tiene de posesión, tanto menos tiene de esperanza.

Por tanto, el que embaraza la memoria y las demás potencias del alma con lo que ellas pueden comprehender, no puede estimar a Dios ni sentir de él como debe (3S 7-12)

            … y eso tiene la esperanza, que todos los sentidos de la cabeza del alma cubre, de manera que no se engolfen en cosa ninguna del mundo ni les quede por donde les pueda herir alguna saeta del siglo (2N 21.7)